“El profesor Sapag me propuso trabajar sobre arcillas pilareadas, que a diferencia de las arcillas naturales, tienen diferente composición química y presentan propiedades distintas, como por ejemplo que son más fáciles a la hora de separarlas del agua”, comentó la tesista.
“Inicialmente la idea era trabajar en la síntesis de estas arcillas pilareadas, dado que las arcillas naturales de la región del Alto Valle de Río Negro y Neuquén no habían sido modificadas mediante ningún proceso. Después, el estudio se fue orientando a la aplicación dado que nos interesó trabajar sobre la posibilidad de utilizarlas para la descontaminación de agua”, detalló.
En la zona del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, se trabaja mucho la fruticultura que es una actividad que, como en todo el mundo, implica el uso de pesticidas que terminan generando la contaminación del ambiente.
“En particular la propuesta era intentar hacer un aporte en el estudio de remoción de un fungicida que se utiliza en las plantas de empaque de la región. Generalmente se enjuaga la fruta antes de empacarla con una solución; con el lavado ésta se diluye y se elimina a canales internos que desembocan finalmente en los ríos de la zona. Frente a este problema investigamos cómo a través de las arcillas pilareadas se puede absorber esa sustancia y así limpiar el agua. Para comenzar el trabajo tomamos arcillas naturales de la región y las pilareamos, es decir le modificamos su composición química, y un segundo paso vimos si respondían los procesos de adsorción”, explicó la experta.
“Existen antecedentes de un trabajo similar pero con arcillas naturales. Una de las propuestas fue realizar una comparación con el mismo fungicida y ver los resultados que ofrecía cada una de las arcillas”, concluyó.
|